Un señor se despertaba todos los días soltando un maldito pedo que retumbaba la casa.
La señora le advertía:
- Un día de estos se te van a salir los intestinos.
Pero el hombre no hacía caso y por eso la mujer le preparó una broma. Se compró una buena cantidad de tripas de cerdo y se la colocó debajo de la nalga mientras estaba durmiendo. Luego ella se levantó y se fue a la cocina a sus quehaceres.
De pronto desde la habitación se oye el espectacular estruendo matutino y a seguidas un grito espeluznante.
La mujer no aguantaba la risa en la cocina, consciente de que todo era causado por la broma. Luego simulando estar asustada se dirigió a la habitación donde encontró que su marido se había encerrado el baño.
- Que te pasó? - le preguntó la mujer
- No, no fue nada - le gritó el hombre desde dentro del baño.
- Pero y ese grito que lanzaste? - preguntó la mujer, aguantando las ganas de reír .
Al rato se abre la puerta del baño, aparece el señor sudado y visiblemente asustado y le dice a la mujer:
- Bien me lo dijiste tú que se me podían salir las tripas, la suerte que anduve rápido y pude volvérmelas a meter.